jueves, 18 de septiembre de 2008

A mí La Regenta me pone!

Pues sí, con esa declaración de intenciones (parafraseando al presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla) comienzo la entrada de hoy. Y es que esta novela publicada en los años 1884 y 1885 me resulta mucho más erótica, sin serlo, que cualquier libro de lolitas (como Los cien golpes, comentado en el monográfico sobre lolitas, precisamente) que me pongan delante. Será mi lado snob: tanta burguesita cotilla y casquivana…

Siempre que quiero contar el argumento de La Regenta, yo lo resumo en un triángulo amoroso a cuatro bandas (o vértices). Narra la historia de Ana Ozores, mujer joven (pero no una jovencita aniñada, sino toda una mujer) que está casada con Víctor Quintanar, ex regente de la Audiencia Provincial, hombre que bien podría ser su padre. De ahí hereda el apodo de “la Regenta”, que conserva a pesar de la jubilación de su marido. Ella lo quiere, pero más como a un padre que como a un marido. Incapaz de realizarse como mujer (para empezar, el matrimonio duerme en habitaciones distintas), sus dos vías de escape son la religión y el adulterio. La religión se personifica en su nuevo confesor, Fermín de Pas, provisor de la catedral de Vetusta (nombre que le da Leopoldo Alas a Oviedo, donde transcurre la obra). La posibilidad del adulterio se presenta cuando Álvaro Mesía, donjuán de provincias que ya ha seducido a cuantas mujeres se ha propuesto, comienza a cortejarla con una cautela acorde con la dificultad de su nuevo objetivo. De Pas, por su parte, es un hombre con una desmedida ambición que ve en la Regenta una gran conquista, al poder encauzar a una mujer tan distinguida (la reputación de Anita es intachable) en el “buen camino de la fe”; aunque conforme avanza la novela esa ambición degenera en una pasión sacrílega. Se conforma así un extraño triángulo en el que el papel del marido se lo reparten Víctor Quintanar y Fermín de Pas, frente al pretendiente Mesía, con la particularidad de que los dos maridos no se soportan, y en cambio Víctor Quintanar es buen amigo del donjuán.

Ana, un personaje desubicado en un mundo al que no pertenece, en un modo de vida al que es ajena, se va debatiendo entre estas dos pasiones, una mística y otra profana, sufriendo contínuas crisis nerviosas. Tras cada crisis va pasando de una etapa religiosa, creyente, a otra vitalista, amante de la naturaleza y de lo mundano. Estos vaivenes se suceden como un péndulo que en cada trayecto hace un mayor recorrido, y finalmente la protagonista caerá en las garras de cada tentación.

La Regenta, escrita por Leopoldo Alas, se compone de treinta capítulos. Fue editada inicialmente en dos tomos, en contra del deseo del autor, y es común establecer una división en la mitad del libro, dividiéndolo en dos partes de quince episodios, una primera parte presentativa y la otra propiamente activa. Posee un estilo ágil que facilita su lectura, y en ella se recrea un universo increíblemente detallado, una trama coral compuesta por casi una treintena de personajes, todos perfectamente definidos. Es su protagonista quien queda sutilmente desdibujada, y cada lector seguro que hará su propio juicio de los principales personajes. A pesar de su estilo objetivista (narrador omnisciente en tercera persona, fórmula casi obligada siendo una novela del Realismo), La Regenta tiene voz propia, hace una feroz crítica al clero y a la sociedad burguesa e hipócrita en la que vivió el propio Alas. Hay muchos mensajes entre líneas.

De todo lo que se podría hablar del estilo de La Regenta, yo me quedo con los monólogos interiorizados, antesala de la técnica del monólogo interior que usaron ya en el siglo XX autores como Max Aub en La calle de Valverde o James Joyce en su Ulises (quién haya tenido los huevos de leerlo que me lo diga). También destaco el uso que hizo de la retrospectiva y sobre todo de la anticipación, adelantando hechos clave de forma que sólo los lectores más sagaces lo advertirán.

En cuanto al programa en sí, por una vez competí directamente con David a ver quién de los dos hablaba más. Intenté condensar todas esas cosas, desde las más didácticas a las más anecdóticas, que sé de esta novela que tanto me apasiona. Podréis sacar dos conclusiones: que casi me muero en el estudio por falta de aliento, y que no me voy a ganar la vida como imitador. En las noticias hablamos de una niña que denuncia a sus padres por el nombre que le pusieron; de una familia alemana que en lugar de un Volkswagen escarabajo se compraron un tanque británico (le pusieron hasta la sillita para el bebé); y de otro invento inútil: una corbata con ventilador incluido que funciona enchufándola a un puerto USB.

Pues nada, descarguen y oigan. Por cierto, estrenamos servidor con lo mejor de los dos mundos: accesible y sin tiempo de espera. A ver lo que nos dura. Que se dé bien y ya saben: pongan un libro en su vida.

mighty_eldarion@hotmail.com (comentarios, sugerencias, preguntas, dudas e insultos en general).


Ediciones La Regenta:
Debido al tiempo transcurrido desde su publicación, La Regenta es una obra de dominio público en España. Por eso, es fácil encontrarla en multitud de editoriales y colecciones.

  • Alianza, 1998: 952 págs, bolsillo. Texto integral (sin notas), con prólogo. 11,20€.
  • Cátedra (letras hispánicas), 1989: Dos tomos, 10,30 c/u. 610pags aprox c/v. Edición de Juan Olea. Editorial Cátedra es famosa por sus profusas anotaciones.
  • Castalia (Clásicos Castalia) , 1990: Dos tomos, 11€ c/u.
  • Akal, 1999: 16,10€.

0 impertinencias.: