domingo, 16 de marzo de 2008

Me estoy quitando…

Bueno, en realidad yo por no quitarme, no me quito ni de en medio, pero teniendo en cuenta el programita que traemos hoy al blog, bien valía recordar la frasecita de los Tabletom (aunque la mayoría conozcamos mejor la versión de Extremoduro).

Salvo la temporada de verano, Un día en la vida es un programa que se graba fuera de horas de emisión (fines de semana normalmente) y se emite el siguiente jueves hábil. Y el jueves que se emitió el programa del autor William Borroughs era, casualmente, 14 de febrero. Así que aunque lo que traíamos no era precisamente muy romántico, pues había que mencionar tan insigne día que tanto me gusta.

Para tan señalada fecha hemos traído un autor norteamericano, William Borroughs, al que ya tratamos en el verano de 2006 con motivo de un monográfico que tuvimos acerca de las diferentes aproximaciones literarias sobre la droga. Era la primera vez que empleábamos esa fórmula temática y aunque el programa no salió mal, la sección Vida y milagros resultó desproporcionada. Como ese programa no se grabó (no porque fuese en directo, sino que simplemente no grabamos esa emisión), pensamos que no estaría mal recuperar a Borroughs, esta vez en solitario, y comentar su novela debut: Yonki.

De William Borroughs (1914-1997) se pueden decir muchas cosas. Este autor norteamericano formó parte del grupo inicial de la Generación Beat, el grupo de intelectuales que revitalizó la escena bohemia. La energía de este grupo se contagió a los movimientos juveniles y la clase media a finales de los años 50 y principios de los 60 del siglo XX. Sirvió de base para posteriores movimientos sociales (liberación de la mujer y de los negros, revolución sexual), aunque la corriente acabó masificándose debido al cine y la televisión, y se desvirtuó su esencia. Recordad ese episodio de los Simpson donde Ned Flanders recuerda a sus padres, “esos beatniks”.

Borroughs, no obstante, trascendió ese movimiento y continuó escribiendo. Su literatura avanza en el camino de la experimentación formal, intentando desembarazarse de ese virus que considera el lenguaje y las normas gramaticales. Por eso, Borroughs no es un autor fácil de entender, y algunas de sus obras como La máquina blanda exigen un gran esfuerzo por parte del lector. Al final de su carrera, logró un equilibrio entre la accesibilidad de la obra y la experimentación. En el programa, en cambio, nos ocupamos de su primera novela, que tenía un estilo convencional. Yonki narra la historia en primera persona de un adicto a la heroína en una época en la que hablar de la droga sin condenarla inmediatamente suponía ir a la cárcel. La osadez del libro, de gran carga autobiográfica, junto con las audaces afirmaciones acerca de las diferentes sustancias (por entonces la heroína era la adicción en alza, y el protagonista, aunque consume cocaína o marihuana, las considera drogas de segunda clase) le confieren a Yonki un alto valor literario e ideológico. De hecho, Yonki fue publicado casi de incógnito y tuvieron que expurgarse algunos párrafos, además de añadir un prólogo intentando explicar cómo un joven de clase media acaba convertido en un adicto. Posteriormente, se publicó la edición completa, que presentamos aquí. Ah, y como curiosidad, en la edición inglesa, el protagonista cuando habla de droga usa la palabra junk, para designar sustancias estupefacientes que se inyectan, como la heroína. De ahí el término junkie para hablar del adicto, que da título a la novela, y que equivale al castellano yonki.

Lejos de estereotipos, el relato de Borroughs es crudo y no criminaliza a los adictos, pero tampoco los redime. El mejor resumen de qué significa ser drogadicto lo encontramos en la última frase del prólogo, que dice que la droga es una manera de vivir.

Además del Vida y milagros, tuvimos uno de los informativos de los más divertidos que recuerdo. David nos trae noticias frescas, curiosas e impactantes. Con un estilo ágil y una gran química en antena, la sección pasó con nota.

Por último, en el Érase que se era decidimos tomarnos un respiro y escuchar el soneto Poderoso caballero es Don Dinero, de Francisco de Quevedo, magníficamente interpretado y ambientado. Al fin y al cabo, teníamos que rendirle tributo a los promotores del día de San Valentín: los centros comerciales y las grandes marcas.

En resumen, el programa que os traemos hoy es uno de los que mejor nos ha quedado últimamente. Los mandos técnicos no me jugaron ninguna broma como a veces hacen. Se nota una mayor compenetración en algunos de los momentos, como en la sección de noticias, y en general está bien preparado. Se nos nota frescos y con ganas de divertirnos. ¿Nos estaremos volviendo graciosillos? Bueno, que seamos un programa de cultura no significa que tengamos que estar todo el rato serios. Eso sí, en vista del contenido, nos hemos lucido con las fechas: en la radio el día de San Valentín, y en el blog el Domingo de Ramos. Si es que soy de un oportuno…

mighty_eldarion@hotmail.com (comentarios, dudas, sugerencias, críticas e insultos en general)

Yonki

  • Título original: Junky, © 1953 Ace Books. Apareció expurgada y bajo el pseudónimo de Bill Lee.
  • Autor: William Borroughs.
  • Edición completa © 1977.
  • Edición comentada: Compactos Anagrama, 1997. Quinta edición, 2004. traducción de la edición de 1997 con el prólogo de la de 1953 y una intro de Allen Ginsberg.
  • 220 págs aprox. 6,50€

3 impertinencias.:

Anónimo dijo...

Hola, solo un comentario al respecto de tu entrada.

Cuando mencionas la liberación de las mujeres y los negros, y que debido a su divulgacion pública perdió su esecia, parece que nos estes menospreciando. ¿Te molesta que tengamos derechos?

Por cierto, no lo tengo muy claro, pero ¿todos los autores de los que hablais son hombres blancos?

Alfredo M. Pacheco dijo...

Estimada lectora:

La mención a los movimientos sociales posteriores a la generación Beat está entre paréntesis, es decir, que lo que se dice a continuación se refiere a la frase y no al paréntesis.

En otras palabras: el movimiento Beat fue un precedente para los otros movimientos sociales. Más tarde fue el movimiento Beat el que al popularizarse perdió parte de su esencia, siempre atendiendo a la opinión de sus integrantes.

Inferir mi opinión en base a estos detalles lingüisticos puede da lugar a equívocos. Cuando opino, lo dejo bien claro.

En cuanto a nuestra lista de autores, también hay mujeres blancas

Anónimo dijo...

Estimada lectora, como codirector de UDELV, devo decir que no tengo ni idea si sólo traemos autores blancos al mismo, es más jamás me había dado por pensar algo así, si tratásemos un libro por el color de la piel del autor, o por otra condición social, ideológica o similar, esto no sería un programa cultural, lo único que pretendemos es dibulgar la cultura e intentar que los radioescucha-lectores-internautas, pasen un rato ameno y divertido con la web y con los programas y si ya se pillan el libro para leerlo, olé, si bien, intentamos que esa diversión sea un tanto diferente a lo "normal" al consumismo que nos tragamos diariamente en los demás médios de comunicación, autores superventas, etc, no necesitan nada como este programa ni este blog y aún así, también los hemos tratado; volviendo a tu pregunta sobre la raza, color, o édnia de nuestros autores, vuelvo a decirte, que ni idea, es más, en mi caso propio, todos, absolútamente todos son negros... pues no veo un carajo, así pues simplemente pongan un libro en susvidas, que las pájinas aparte del blanco de la pájina y el color de la tinta, no tienen religión, sexo o demás condiciones sociales. Un abrazo y que se de bien!