Hace unos años, cuando empezó a popularizarse esto de internet, oí una frase que venía a ser “nunca podré llorar sobre un e-mail”. A día de hoy compadezco a ese infeliz. Pensaba que la gente iba a usar el correo electrónico para escribir. Y sí que es cierto que cuando empezó a despuntar este tipo de correo (la killer aplication de la red), se comparó con la correspondencia escrita y generó un sinfín de apasionantes debates en los ámbitos de la socioligía, la comunicación, la filología y la lingüística.
La comparación con el correo tradicional no tardó en ser inapropiada. Digo esto porque la red es multimedia, y esto incluye al e-mail, obviamente. Por correo electrónico podemos enviar, además de texto, fotos, música, etc, e inlcuso podemos darle formato a nuestros mensajes (negrita, cursiva, fuentes de letra…) igual que en un procesador de texto sencillo. Creo que esto no hace falta que os lo explique ¿verdad? En definitiva, el correo electrónico iba más allá de la concepción inicial de ser una versión en ordenador de las cartas tradicionales.
Retomando el primer párrafo, quien dijese que no se podía llorar sobre un e-mail pensaba en esa concepción del correo electrónico como forma de enviar mensajes de texto. Y efectivamente. La gente usa el correo electrónico para casi todo, menos para escribir. Básciamente, abren el correo, leen los chistes y gilipolleces que tienen en la bandeja de entrada, y le dan al botón de reenviar. Podría sentar a un chimpacé ante mi ordenador y en un par de días sería usuario experto del e-mail en vista del uso que se suele hacer. Vale, ahora os dejo una pausa para que digáis eso de no, yo uso el correo para muchas más cosas (enumeración opcional), y todas ellas (ejem) son muy útiles y serias. Ya, y nadie veía Crónicas Marcianas, todos preferían los documentales de La 2.
Respecto a la manía de reenviar los correos tal cual, acumulando direcciones de e-mail, ya hablaré en la próxima entrada de ciberetiqueta. Además de eso, la gente lo usa para mandar todo tipo de archivos. Por suerte, apenas se mandan archivos ejecutables, potencialemente los más peligrosos (sí, ya sé que cualquier tipo de archivo lo es), pero no escatiman en adjuntar fotos, música, VÍDEOS, y sobre todo, archivos de Power Point.
Respecto a los vídeos, Youtube ha contribuido en parte a combatir esta costumbre. El archivo de vídeo es el que más “pesa”, por lo que la tarea de descargarlo al equipo y reenviarlo es la que más tiempo lleva, luego para un par de minutos de metraje. La red agradece que no la saturéis con archivos pesados circulando sin control.
Lo que parece no tener remedio es lo de los pps. El Power Point (nunca dejaremos de darte las gracias, Microsoft) es un programa pensado para preparar presentaciones. También sabéis cómo va: se van creando diapositivas con un título y las ideas relevantes para la presentación de turno. Todo bien maquetadito y sobre un fondo de diseño a escoger (a cualquier cosa le llaman diseño). Las diapositivas pueden imprimirse (las transparencias son más socorridas), pero últimamente parece menos engorroso enchufar el ordenador a un proyector y poner la presentación desde allí directamente. Y como los de Microsoft siempre van en plan “con esto puedes poner de todo”, se pueden insertar imágenes, sonidos e incluso vídeos (los dos últimos sólo valen para las presentaciones desde un PC, evidentemente). Además, las presentaciones desde un equipo pueden decorarse poniendo efectos en el texto, para hacer las transiciones menos bruscas. No es difícil, sólo un poco trabajo de chinos, pero si tienes paciencia y puedes dedicarle tiempo…
Para lo que no se diseñó Power Point es para cometer los atentados que pueden verse circulando por la red impunemente. Los delitos menores consisten en mandar un chiste o relato compuesto a base de diapositivas. Parece que tengamos alergia a leer y que nos tengan que vender que no es un texto, es una presentación. Como si envolverlo en un archivo pps mejorase el contenido. Para los archivos cuyo contenido sea texto lo mejor es usar procesadores de texto ¿no creéis? Un documento de Word ocupa menos. O mejor aún: usad archivos de texto con formato (rtf), que pueden abrirse con más aplicaciones, o incluso archivos de texto plano (txt), o simplemente escribid el texto en el cuerpo del mensaje de correo.
El delito contra el buen criterio va en aumento conforme se van añadiendo efectos de animación a los textos (algunos son infumables, como hacer que en una parrafada tenga que ir entrando letra por letra) y sonidos de un click de cámara fotográfica cada vez que cambia la diapositiva. La escalada se hace imparable cuando las diapositivas usan como fondo archivos de imágenes (bubólicos paisajes), incorporan ruidos o melodías de fondo (suelen ir parejas a los paisajes de ensueño), e incluso añaden vídeos. No voy a explicar caso por caso los ejemplos más típicos, pero seguro que os hacéis una idea. Para cada tipo hay formas más eficientes y racionales de enviar el contenido. Además, eso de tener un compañero de radio ciego me ha hecho bastante sensible a la accesibilidad de las tecnologías. Los pps no siempre pueden ser leídos por los lectores de pantalla de los invidentes.
Quitando la cuestión de lo horteras que pueden llegar a ser, el tema de sus contenidos tiene aún más miga. Desecharemos a priori los que son bulos y mentiras, ya que de éstos hablaremos en la próxima entrada, cuando analicemos los hoax. Muchos incluyen mensajes tipo carpe diem. Aprovecha el momento. Vive cada día como si fuera el último de tu vida y todo eso. Me pregunto si las parejitas que pidieron una hipoteca hace unos años, cuando los tipos de interés estaban por los suelos, se justificaban moralmente leyendo este tipo de mensajes. Lástima que no recibiesen en su bandeja de entrada algún pps que les dijese que la economía fluctúa (lo bien o mal que reaccione cada gobierno es un tema aparte). Pero la filosifía que adopte cada uno es cosa suya, ahí no me meto. Sin embargo, el bombardeo de mensajes trasfondo filosófico/moralista/ideológico produce un efecto curioso: dada la falta de criterio del usuario medio, éste envía entusiasmado cualquier tipo de mensajes, y cree sinceramente que llevan razón, aunque el que envía hoy dice lo contrario de lo que decía un mensaje de la semana pasada.
Una característica habitual de estas cadenas es el chantaje emocional. Te piden reenviar el mensaje a todos tus contactos, o a un número determinado de personas, o a tus seres más queridos… normalmente en nombre de la amistad. Un consejo: desconfiad de los correos que pidan ser reenviados. Estos correos dicen que han llegado a ti porque eres especial para el remitente, y te auguran todo tipo de cosas si lo envías… o si no lo haces. Yo debo de ser el peor amigo del mundo. Y seguramente siga soltero por no reenviar estas chorradas. Ah, y también está el subidón del espíritu navideño. Gente con la que has cruzado dos frases en un foro o chat te envía las típicas chorra-postales navideñas. Los ateos deberíamos unirnos y hacer campaña, alegando que estos mensajes ofenden nuestras creencias (o falta de ellas).
Para conluir. Mirad, cada uno es libre de usar su correo como quiera. Aparte de los ejemplos citados, hay cosas muy divertidas e incluso ingeniosas. Si pudiera dar un consejo, sería el típico consejo de un departamento de relaciones públicas: conoce a tu cliente. A algunos les gustarán las fotos de bebés, a otros los chistes, y a otros los vídeos porno. Si tenéis alguien recién agregado a vuestros contactos, le daréis muy mala impresión. Y por último, una opinión personal mía: no me siento más especial porque alguien me mande un correo que le ha mandado a otras veinte personas, por muchas fotos de bebé que tenga; me siento más especial si me envía un correo sólo a mí, sin archivos adjuntos, y me pregunta hola, Alfredo ¿cómo estás?
Os invito a participar a través de los comentarios. ¿Qué correos os gustan más y cuáles odiais? ¿Hacéis reenvíos masivos? ¿Habéis tenido algún roce con el típico pesado que reenvía 25 mensajes al día? Ah, y si alguno piensa que soy un impresentable, un insolidario y que deberían prohibirme procrear para evitar más gente como yo en este mundo… lo tengo asumido, gracias. Y a pesar de la longitud de esta entrada, esto no deja de ser una opinión y está ligeramente estereotipada y caricaturizada.
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