miércoles, 27 de mayo de 2009

Presentación del Observatorio Cultura y Comunicación

El pasado lunes asistí a la presentación del Observatorio de Cultura y Comunicación (OCC) que se celebró en el Reina Sofía de Madrid.

Aunque nació en 2008, ha sido ahora que ha dado sus primeros pasos cuando se ha presentado en sociedad. El OCC, que forma parte de la Fundación Alternativas (FA) pretende estudiar de forma crítica los cambios que se están produciendo en los campos de la cultura y la comunicación, no sólo en España, sino de forma global. La Fundación Alternativas lleva ya varios años estudiando este campo, y ha sacado varios libros al respecto, dos de los cuales (Comunicación y cultura en la era digital y Hacia un nuevo sistema de comunicación) se han convertido en mis libros de cabecera para la realización de mi proyecto de investigación en el doctorado.

La presentación corrió a cargo de Nicolas Sartorius, vicepresidente ejecutivo de la FA, y estuvo arropada por algunos miembros del patronato de la Fundación, como Rosa Regás y Felipe González, siendo este último una incorporación de última hora y que se ha llevado el mayor protagonismo en las pocas noticias que se han hecho eco del acto. Rostros populares aparte, hubo representantes del mundo académico, como los profesores Luis A. Albornoz, que expuso la parte más teórica, y Enrique Bustamante (quien actualmente dirige mi investigación de doctorado).

Si bien se nutre de la investigación académica, el OCC, en línea con la FA, se configura como un foro abierto no sólo para la Academia, sino también para creadores, artistas, gestores culturales y empresarios, y la ciudadanía en general. Cabe destacar la estrecha colaboración que mantiene con investigadores de Hispanoamérica.

Para los que os interesen estos temas, en la web del OCC pueden encontrarse los dos primeros documentos elaborados: Culturas emergentes en el mundo “hispano” de Estados Unidos, de Geourge Yúdice; y Prácticas emergentes y nuevas tecnologías: el caso de la música digital en España, por Héctor Fouce.

martes, 19 de mayo de 2009

Arranca el juicio contra Pablo Soto

Pues eso, que a Pablo Soto lo han sentado en el banquillo. La noticia la recogen varios periódicos, algunos de forma más destacada que otros, aunque a mí siempre me gusta comparar al menos un par de versiones. Por si en alguna se les ha escapado algo, ya saben. Y para que no me digan que siempre cojeo del mismo pie.

Otra demanda más de la SGAE contra los que usan eMule, pensarán algunos. Pues no, no es exactamente otra demanda más. Hay algunas diferencias y espero que no sea el inicio de una tendencia.

En primer lugar, este caso no se juzga por lo penal. No se habla de que descargarse música sea un delito. Curiosamente, tampoco está la SGAE entre la acusación. Pablo Soto ha sido demandado por Promusicae (Asociación de Productores de Música de España) y las discográficas Warner, Universal, Emi y Sony BMG; y esta mañana estaba en el Juzgano de lo Mercantil nº4 de Madrid. La acusación reclama al demandado 13 millones de euros, que se supone que es lo que han dejado de ganar estas discográficas debido al uso de los programas de intercambio que desarrolló Soto. Mira por donde, al menos esta vez nos hemos dejado de hipocresías: nada de estás matando la cultura, chaval; lo que pasa es que con tus programas nosotros no ganamos pasta, y eso no puede ser.

Agotada definitivamente la vía penal, ahora las Industrias Culturales parece que empiezan a probar nuevos cauces por los que atacar el libre intercambio de ficheros. Soto me ha dado la impresión de ser un chaval que se ha tenido que vestir formal para la ocasión (no todos los días las discográficas te llevan a juicio y te piden una cantidad que no vas a ganar en la vida) y que cuando la ocasión lo requiere sabe expresarse con corrección. Ha estado muy bien en sus declaraciones a la prensa. Cuando se ha visto que la vía penal no funciona, no se puede perseguir a usuarios ni operadoras, ni a las páginas que facilitan enlaces, se han tirado a por los desarrolladores de software.

Y como aquí ya no se hablaba de matar a la cultura sino de ajustar cuentas, y nunca mejor dicho, los políticos no han dicho ni pío. Ni los del PSOE, que bastante tienen con lo suyo (¿en los portátiles que ha prometido ZP a los alumnos de 5º se podrán instalar programas P2P?) ni los del PP, que como no se puden meter con la SGAE ni con los artistas amiguitos de Zapatero, ni hay que pedir ninguna dimisión, pues no pintaban mucho. Además, ya se sabe que la derecha es poco aficionada a intervenir en cosas de economía.

Apuesto a que Pérez-Reverte diría eso de que sólo en España sentarían en el banquillo a un chico que ha desarrollado, no un programilla cualquiera con Java y Flash, sino todo un señor protocolo peer to peer (MP2P), y basados en ese protocolo, varias aplicaciones como Blubster o MaolitoP2P, con sus consecuentes aventuras empresariales. En lugar de reconocer sus méritos, lo denunciamos. Así nos va.

Los argumentos de la acusación son los de siempre: que tienen pérdidas por su culpa, que las aplicaciones de Pablo Soto son con ánimo de lucro, etc. Es muy difícil cuantificar el impacto económico del uso del P2P. Hay gente que nunca se va a comprar un disco de tal o cual artista, que si se lo bajan es porque lo tienen a huevo. Otros se bajan discos como pre-escucha, para ver si merece la pena dejarse los 15 eurazos mínimo que les va a costar la broma. Otros buscan canciones que no pueden conseguir en tiendas (son muy viejas, o son de grupos que no tienen distribución en su país). E incluso los hay que comparten material libre. Aunque las aplicaciones de Pablo Soto eran software propietario, y tenía versiones mejoradas de pago, Soto apostaba por el copyleft.

En resumen, esta nueva demanda nos deja un cierto temor a los que tenemos esperanza en el potencial de internet. Tememos que los futuros desarrolladores y programadores se cohiban por miedo a recibir demandas por el uso que haga la gente de sus programas. Tememos que al final se consigan imponer unas limitaciones arbitrarias y retrógradas sobre una tecnología maravillosa. Porque a pesar de la banalización de contenidos, de las modas y "fenómenos" que los periódicos alaban de tanto en tanto para luego certificar su muerte (blogs, redes sociales), a pesar de tanto bocachancla con tiempo libre, de vendedores de humo que se convierten en nuevos gurús de internet... debajo de todo eso, hay movimientos verdaderamente loables en la red. Como el software libre, que no aspira a ser el modelo dominante pero al menos te recuerda que hay vida más allá de Windows (y bastante mejor, por cierto). No hablo de la gran democracia universal (no todo tiene que serlo en internet). Pero tiene un potencial inimaginable.

Porque es precisamente eso: una red. Descentralizada. Voluntaria. Indestructible. Libre.

domingo, 17 de mayo de 2009

Todos tus contactos nos pertenecen

Este era el título de un breve ensayo realizado por el centro de investigación EURECOM, y que se presentó en el pasado WWW 2009 Madrid. Podéis encontrar la versión inglesa del artículo en este enlace.

Los autores realizaron dos experimentos para comprobar si el robo de identidad de un perfil existente en una red social (Facebook fue una de las redes estudiadas), y a partir de ahí lanzar dos tipos de ataques: clonar un perfil en una misma red, y duplicarlo en otra red en la que el usuario no estuviera registrado.

En el primer caso, pensad que un perfil en una red social no tiene un ID único. No son como los nombres de correo, que no pueden estar duplicado. Si el ususario Alfa,usa una red social y se accede a su información, se puede crear un nuevo perfil de usuario con todos los datos de Alfa, incluyendo alguna foto. Depués, se envía una solicitud de amigo a los contactos de Alfa, con un pequeño texto añadido como "He tenido problemas con mi cuenta y he creado otra vez mi perfil. Por favor, añadidme de nuevo a vuestra lista de amigos". Alguien podrá sospechar (sobre todo si tiene contacto diario con el usuario), pero la mayoría de contactos, compañeros de colegio reencontrados pero con los que se habla de higos a brevas y cosas así, aceptarán sin dudarlo. Y voilá, ahora el malvado clon de Alfa tiene acceso a toda la información de sus contactos.

En el segundo caso, se usa la información de nuestro vilipendiado usuario Alfa para crear un perfil en otra red social. Como ya se conocen de antemano qué contactos de Alfa están registrados en la segunda red, simplemente se les envía la petición de amigo. Nuevamente, el éxito estará asegurad, al fin y al cabo las redes sociales están hechas para mantener a la gente en contacto.

Las conclusiones de la investigación muestran que es viable romper la seguridad de las redes sociales usando métodos automatizados para acceder a la información de un perfil. Aunque muchas redes sociales utilizan el sistema CAPTCHA para evitar que programas automáticos accedan a la red, lo cierto es que el método CAPTCHA no es la panacea, y se puede resolver con un porcentaje relativamente alto de aciertos. Y aunque algunas redes usan sistemas más seguros (Facebook usa el llamado reCAPTCHA), la posibilidad de solicitar nuevas imágenes sin límite o retardo restan bastante seguridad a esta barrera de protección.

Una vez se accede a él, se puede clonar un perfil y usarlo para obtener contactos mediante los dos tipos de ataques antes mencionados. Como sabéis, en las redes sociales, una vez que se acepta una "solicitud de amigo" (hay que revisar el concepto de amigo), ambos usuarios tienen acceso recíproco a los datos, fotos, etc, del otro. Aquí queda en evidencia que el eslabón más débil de la seguridad de una red social es el usuario. Y es que el factor humano, con su estúpida predisposición a ayudar, siempre ha sido el gran inconveniente de la seguridad informática.

Las redes sociales se sustentan en un presupuesto bastante arriesgado: la buena intención de sus usuarios. No sé en otros países, pero eso es pedir demasiado en España. Un poco de suspicacia a veces no viene mal en estos temas. Os dejo aquí un par de consejos básicos.

Las redes sociales como Facebook, LinkedIn, Tuenti, y un largo etcétera, son redes sociales en las que se le pide al usuario demasiada información personal: currículum, centros en los que ha estudiado, trabajos que ha tenido, o incluso ideología religiosa y política. Algunos datos estan relativamente justificados: LinkedIn es una red orientada a los vínculos profesionales. En otras, la posibilidad de reencontrar compañeros de instituo o facultad pasa por aportar ese dato. Pero algunos datos como las ideologías, aquí están protegidos por la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD). Supongo que como muchas de estas redes nacen en EE.UU., será relativamente normal preguntar eso, pero aquí no estamos obligados a dar ese dato. Pero en definitiva, es este perfil detallado de nuestra persona lo que resulta tan atractivo a un posible atacante. Y es que en estas redes, la información aportada por el usuario (incluida la cuenta de correo electrónico) es más veraz que en otras páginas del estilo.

Normalmente, en Facebook y derivados, no nos registramos para conocer gente, sino para encontrar a gente que ya conocemos. Esto es lo que hace que un usuario acepte una petición de amigo al ver que conoce a esta persona. A veces, dependiendo del uso que le demos a esas redes, aceptamos incluso a gente relativamente desconocida. Es recomendable que cuando nos registremos en una red social, nos tomemos un tiempo para revisar la configuración de privacidad, y asegurarnos de que nuestro perfil sólo lo pueda ver quien nosotros queramos y que no se muestra información a visitantes desconocidos o no registrados. Incluso si se puede, establecer qué usuarios en concreto pueden ver según qué cosas. No sé a vosotros, pero a mí no me hace gracia que mi tía la del pueblo esté en el mismo saco que mis colegas de parranda. Configurar la privacidad no es una solución definitiva, pero es un primer paso indispensable. Ya he encontrado un par de agujeros de seguridad en Facebook sin proponérmelo. Además, incluso si no estamos registrados en Facebook, al final nuestros colegan colgarán una foto donde salgamos más pedo que Alfredo (cosa que en mi caso es paradójica), foto en la que como se pueden etiquetar a las personas que aparecen, todos sabrán quiénes somos. Si esta es la idea de la web semántica, apaga y vámonos.

Por último, tened un poco de ojo con los miles de test, eventos, grupos, aplicaciones y juegos varios de las redes sociales. Aquí, nuevamente es Facebook quien me sirve de ejemplo. Estas aplicaciones piden nuestro consentimiento para acceder a cierta información necesaria para funcionar (¿seguro que es necesaria?) y se expanden como un vulgar hoax porque hay que invitar a un cierto número de amigos si queremos que nos digan a qué personaje de tal o cual peli nos parecemos después de haber respondido a cinco preguntas que parecen haber sido redactadas por un chimpancé ebrio. Los grupos en plan Guinnes de los récords, a ver si encuentro a tantas personas que odien a un político, o intentar reunir al mayor número de gente porque sí, sólo sirven para poner en bandeja esos datos personales que antes estábamos intentando proteger. Y por cierto, decir que eres "fan de echarte la siesta", "detractor de la cómic sans", "fan de escaquearse del curro", o del grupo "por la dimisión de la Ministra de Cultura (aunque luego no vayamos a votar en las elecciones)" no habla muy bien de ti.

Aparte de eso, con un poco de cabeza, una red social puede ser desde un simple juguete hasta incluso una herramienta útil en algunos casos. Poco a poco aprenderemos a usarlas con algo más de criterio, sin meter a amigos, amigos de mis amigos, compañeros y jefes del trabajo, antiguos compañeros del trabajo, familiares varios, y conocidos con los que he hablado un par de veces, en un mismo saco. En fin, paciencia.

domingo, 10 de mayo de 2009

Quis custodiet ipsos custodiet?

"Quis custodiet ipsos custodiet?"
(¿Quién vigila a los vigilantes?)

- Sátiras, Juvenal, VI, 347. Citado como epígrafe del informe de la comisión Tower, 1987


Desde que vi Watchmen en el cine poco después de su estreno, me propuse dejar una reseña sobre la película. Lo que pasa es que quería hacer la comparativa con la novela gráfica, y la edición absolute editada por Planeta que me acababa de comprar esperaba aún a ser leída. Finalmente he ido sacando tiempo, y la verdad es que es uno de los cómics mas apasionantes que me haya echado a la cara.

Inicialmente editada a lo largo de 1986 y 1987 por DC, Watchmen es una novela gráfica escrita por Alaan Moore (V de Vendetta) y dibujada por Dave Gibbons (que ya habia trabajado con Moore en 2000AD, Superman y Green Lantern) que se compone de 12 tomos. En España, Ediciones Zinco la publicó en tomos en 1987, algo que intentó repetir Glénat sin éxito. Posteriormente, Norma Editorial la sacó en un solo volumen, y desde 2007, Planeta lleva reimprimiendo (ya van 4) su edición absolute, un tomo de 446 páginas, con el color mejorado y algo de materal adicional al final (textos de Moore y Gibbons acerca de la concepción de la obra, algunas páginas del guión de Moore, y bocetos varios de Gibbons).

Watchmen se ambienta en una realidad alternativa (la acción se sitúa en 1985, año en que Moore empezo a trabajar en la novela) en la que se intenta reflejar de forma lo más realista posible cómo serían las cosas si los superhéroes existiesen realmente. De hecho, de todo el elenco que aparece en Watchmen (tanto el grupo original, los Minutemen, como los vigilantes de los años 70), sólo uno de los personajes, el Dr. Manhattan, tiene verdaderos superpoderes. El resto son enmascarados con aptitudes atléticas y mentales algo superiores a la media. El argumento parte del asesinato de uno de ellos, el Comediante, ya retirado (aunque siguió trabajando de incógnito para el gobierno realizando trabajos sucios como asesinar a Kennedy). Rorschach, otro enmascarado, que sigue actuando al margen de la ley (los superhéroes son declarados ilegales en 1977), investiga lo sucedido, siempre bajo la sospecha de una de tantas conspiraciones que ve en todas partes (es lector habitual de un periódico sensacionalista). A partir de ahí, va encontrándose con el resto del grupo, y poco a poco vamos descubriendo el trasfondo psicológico de cada uno de ellos y la cronología de los dos grupos de enmascarados.

Aunque la idea de Moore era usar superhéroes ya existentes, de escasa popularidad y ya en decandencia, el tratamiento realista de la obra y la muerte de más de un personaje no encajaba del todo bien con la tendencia de DC de integrar todo el universo superheróico. Así pues, se crearon a los personajes desde cero, tan sólo inspirándose en sus homólogos de Charlton Comics.

Pese a que el argumento de Watchmen es ya de por sí atractivo, lo que hace a esta obra un fuera de serie es el tratamiento innovador de los superhéroes (alqo que continuaría Frank Miller con Daredevil y Batman) y el uso de técnicas que explotan al máximo las posibilidades narrativas del cómic, como explica este reportaje de elmundo.es. A pesar de que los colores son relativamente básicos en comparación al aspecto gráfico de un cómic actual, y el esquema de 3x3 viñetas que tiene cada página, donde hay pocas concesiones (desde la irrupción del manga las viñetas son mucho más dinámicas), a lo largo de Watchmen hay infinidad de detalles que pasarán desapercibidos a primera vista, y que hacen que la obra pueda ser disfrutada en sucesivas relecturas. No obstante, es innovador el modo de componer las viñetas, y la forma en que el color es un elemento narrativo: rojo para narrar algunos flashbacks, como la muerte del Comediante; azul cuando Búho Nocturno y Espectro de Seda duermen juntos, anticipándonos la irrupción del Dr. Manhattan... Las viñetas intercaladas de flashbacks, o las del cómic que un personaje secundario lee dentro del propio cómic, los Relatos de la Fragata Negra, forman una composición visual muy llamativa. Y aunque Moore rehuía de las técnicas cinematográficas para esta obra, los diálogos de unas viñetas colocados en las otras dan la impresión de una voz en off narrando las retrospectivas. Podría estar hablando de todo eso hasta saturar este blog.

Tras varios proyectos cancelados, finalmente la Warner sacó adelante el film, que ha sido dirigido por Zack Snyder (responsable de 300, basada en un cómic de Frank Miller). La película, de dos horas y cuarenta minutos de metraje, es a mi juicio una adaptación bastante decente.



¡Veanlo en HD y full screen, oigan!


La similitud argumental es máxima, respetando la ambientación original de los años ochenta (se pensó en trasladarla a una ambientación contemporánea), y aparecen casi todas las tramas del cómic, con la excepción más notable de los Relatos de la Fragata Negra, que al parecer será uno de los jugosos extras de la edición en DVD. No obstante, la estética de los uniformes se ha actualizado. Si el cómic usaba un color en la línea de los tebeos clásicos de superhéroes, el film se acerca más a las producciones actuales de enmascarados. Y así, Espectro de Seda tiene algunos cambios, aunque se asemeja mucho a su versión dibujada; Búho Nocturno es algo más intimidatorio, con un uniforme más oscuro y que recuerda vagamente al Batman de Nolan; mientras que el aspecto de Ozzymandias, parodia del peor Batman (estéticamente hablando), el de Joel Schumacher (vale, sin contar con la serie de TV) se aleja de su concepción inicial con reminiscencias egipcias. Esta estética moderna contrasta muy bien con el aspecto de los Minutemen, más parecidos a las producciones clásicas de superhéroes como Superman o la serie de TV de Batman, y que ayudan a situarnos en la cronología del cómic.

Quizá la mejor baza de la película es la secuencia de los títulos de crédito. Durante cinco minutos, mientras escuchamos The Times They Are a-Changin' de Bob Dylan (la Banda Sonora es otro fuerte de la película, al incluirse varios temas que se mencionan en el cómic) vemos una panorámica de la evolución de la realidad alternativa en la que se ambienta la obra, desde la foto de familia de los Minutemen originales a las protestas en la calle durante los setenta que acabarían por forzar la prohibición de las actividades de los superhéroes como guardianes de las calles.

Por lo demás, el cómic sirve de story-board para la realización de la película. Snyder vuelve a recurrir a la ralentización de movimientos (aunque sin abusar tanto como en 300, donde ya era un cachondeo), lo que le permite calcar algunas viñetas. Abundan los detalles en los planos, sacados de lo que aparece en la novela gráfica, pero éstos serán menos apreciables que el cómic, donde nos podemos recrear el tiempo que haga falta con cada viñeta. Quizá se podría haber trasladado el uso del color, pero no estoy seguro de cómo habría quedado. No obstante, está muy bien llevada la interpolación de los flashback.

El final (que no destriparé) varía ligeramente, en parte debido a la supresión de algunas tramas. Y aunque altera alguna parte significativa, mantiene cierta esencia. Además, el final del cómic me resulta raro, como si después de un tratamiento tan realista se usaran argumentos propios de revistas pulp de los cincuenta (supongo que será algo deliberado por arte de Moore), mientras que en la película parece estar mejor atado y está más en línea con el tono general del metraje. Pero aunque en sendas versiones la conclusión varíe, lo importante es que el argumento es el pretexto para explorar la compleja psicología de los personajes, para reflexionar sobre ciertas cuestiones (el tema de los recursos energéticos ha permitido que la película resultase actual pese a ambientarse en los ochenta) y en general para deleitarnos con la parte formal de ambas versiones. Y es en eso donde la adaptación de Watchmen me parece válida, en que mantiene la esencia de la novela: en los personajes, en la ambientación de inseguridad ante una guerra inminente, en la invitación a la reflexión. Si no habéis visto la peli o leído la novela, os recomiendo ambas.